"La música es el único camino hacia lo trascendente"
(Wolfgang Amadeus Mozart)
Para los que me conocen no es una
sorpresa mi adicción por la música docta, popularmente conocida como
Clásica-término pésimamente utilizado tomando en cuenta que éste sólo
representa las piezas que van desde el 1750 al 1820, dejando afuera el
Renacimiento, el Barroco, el Romanticismo, el Neo-Clasicismo, entre muchas
otras- debido a su complejidad, forma narrativa y transmisión de los
sentimientos. La música tiene el poder de tomar gran cantidad de sonidos y
transformarlos en algo magnifico, no en un barullo horroroso.
Es por mi melomanía (que va más
allá de simplemente estas armonías), mi amor al mundo orquestal y a Broadway
que llega a mis manos la nueva producción de Amazon, conglomerado de Internet
que busca hacerle la collera a Netflix que lleva la delantera con series como House of Cards y Orange is the New Black,
que han marcado la pauta en la temporada de premios televisivos, con una serie
sobre un excéntrico director de orquesta.
Basada en las memorias de la oboísta
Blair Tindall, Mozart in The Jungle es la historia de una orquesta que
busca sobrevivir al cambio de los tiempos y músicos que buscan sobrevivir en
una industria como la de los espectáculos neoyorquinos. Es aquí donde conocemos
a Rodrigo, un guapísimo director de orquesta venezolano, interpretado por el
nuevo latino regalón de Hollywood Gael García Bernal (No, Diarios de Motocicleta, El crimen del padre Amaro), que viene a
romper esquemas e imponer su particular forma de ver la música.
Mujeriego, excéntrico y
totalmente desordenado, el personaje de Bernal desarticula el modelo del ex director
Thomas, interpretado por Malcolm McDowell (El
Mentalista, La Naranja Mecánica) , cosa que le da más de un dolor de cabeza
a la productora y representante de la orquesta Gloria, encarnada por
Bernardette Peters (Smash, Cinderella)
.
Dentro de esta gran estructura
dramática dirigida por Roman Coppola entre otros, me llama la atención como el
esquema del romanticismo sale a relucir, guardando ciertas distancias. Al menos
podemos distinguir personajes arquetípicos como la femme fatale de nombre Cithya (Saffron Burrows, Troya) que toca el contrabajo y mantiene
affairs con hombres dentro de la orquesta, siendo su romance con Thomas, el más
escandaloso.
En el contra punto tenemos a
Hailey (interpretada por la novata Lola Kirke), oboísta novata que busca su
lugar dentro de la ciudad, y que luego de un desastroso primer intento de
entrar en la orquesta de Rodrigo, este la designa como su asistente, junior y
chica de los mandados. Es honestamente el personaje con el que más empatice,
debido a la cercanía y honestidad que genera su situación.
Es impresionante como en los escasos
8 capítulos (que me parecieron poquísimos para algo tan maravilloso), la trama
fluye de forma perfecta, agradando a los espectadores, emocionando y porque no
decir que la cuota latina nos hace sentirnos en casa.
No sé que habrá dicho el director
orquestal Gustavo Dudamel, pero si el hombre es tan atractivo como la interpretación
de Bernal no me molestaría conocerlo en algún punto de mi carrera profesional.
Yo la recomiendo 100%, los capítulos
se pasan volando y la música clásica es de alguna forma un punto de unión para
personajes totalmente queribles.
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