Año: 1989
Transcurre en: Atlanta, Georgia, Estados Unidos
Género:Drama, Comedia.
Director: Bruce Bereford
Guión: Alfred Uhry
Música: Hans Zimmer
Actores: Jessica Tandy, Morgan Freeman, Dan Arkroyd, Patti LuPone...
Título interpretado como Manejando a la señora Daisy, debido al difícil
carácter de su protagonista de 72 años, esta película es el génesis de la Trilogía de Atlanta del reconocido
escritor judío Alfred Uhry, quien recibió un premio Pulitzer por ella al retratar
la historia de la comunidad judía en Atlanta, Georgia. La cinta nos muestra la relación
de una anciana judía ortodoxa con su chófer de color, y como a medida que pasan
los años van transcurriendo distintos sucesos en la vida de ambos personajes.
Si de cine se trata, honestamente
he visto muchas películas, pero existen ciertos clásicos que he ido dejando en
espera para ser visto y Driving Miss
Daisy ha sido uno de ellos. Estrenada el año 1989 (Año en que nací, por lo
que imposible haberla visto en aquel entonces), la trama comienza con una mujer
de 72 años que siente por primera vez los efectos de la vejez.
A la señora Daisy, interpretada
por Jessica Tandy (Los pájaros, Tomates
Verdes Fritos), la vemos muy segura de si misma. Una mujer cabeza dura e
independiente, que ha sacado como vemos a su hijo Boolie, papel a cargo de Dan
Aykroyd (The Blues Brothers, Los
Cazafantasmas), pero que no quiere ser ayudada por nadie. Este personaje no
hace nada más que recordarme a mi abuela; mujeres inquietas y activas, que el
sentirse de cierta forma dependientes las agobia.
En esta trama Boolie contrata a
un chófer afroamericano interpretado por Morgan Freeman (Sueños de Libertad, Se7en), y por primera vez en su vida la señora
Daisy debe dejarse conducir por alguien más. En medio de la vorágine vivida
durante los años 60, un hombre de color debe convertirse en el brazo derecho de
una mujer judía ortodoxa que no se siente lista para entrar en esta nueva etapa
de su vida.
El paso del tiempo en el filme
esta interesantemente planteado, ya que lo vemos reflejado en los modelos de
automóvil que van llegando a la casa de la señora Daisy, y que para Hoke, el
chófer, son toda una maravilla, por su parte la anciana sólo ansia continuar
conduciendo su primer vehículo: un Pin Chrysler Windsor 58.
La cinta es una oda a las
diferencias y como estas pueden llegar a un consenso. No es de extrañarse que
la trama suceda en este periodo histórico, donde se luchaba por la integración,
en un país en que si bien, menos de un siglo antes se estaba peleando por el
derecho a la humanidad por parte de las personas de color (cosa que jamás debió
ser, porque no hay mayores diferencias entre un sujeto y otro), para pasar a un
siglo XX donde aún eran tratados como animales infecciosos.
Es en este punto que vemos
emerger la figura del Dr. Martin Luther King, a quien Miss Daisy va a escuchar
y a quien admira muchísimo, haciéndola ver entre sus amistades como una mujer
de ideas bastante radicales.
La cinta es liviana y
aparentemente una historia que habla de cosas simples, pero su sutil trasfondo
hace que el mensaje cale hondo en el espectador; la bomba de el templo
bautista, el trato que recibe Idella y Hoke, los pagos, la participación de
estos en las celebraciones de la familia. De no estar atentos estos pequeños
detalles se pasan por alto, pero es necesario tomar en cuenta estos detalles a
la hora de ver esta joyita de los clásicos del cine, a casi 26 años de su
estreno en las salas de cine del mundo.
Un pequeño detalle antes de
olvidarlo: la película ganó 4 Premios de la Academia (incluyendo el de mejor
película y mejor actriz) de sus 9 nominaciones, además de 3 Globos de Oro. Toda
una hazaña cinematográfica. Así que vale la pena darse una vuelta de 99 minutos
con la odiosa pero encantadora señora Daisy y su simpático chófer. Además la
historia se ha presentado en varias oportunidades de forma teatral, donde una
de las protagonistas ha sido la conocida Angela Landsbury (La Bella y la Bestia)
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